¿Qué es la negligencia médica en el parto?
La negligencia médica durante el parto ocurre cuando los expertos en salud no cumplen con las obligaciones de cuidado requeridas por la lex artis ad hoc, causando daños físicos o psicológicos a la madre, al recién nacido o a ambos.
En el ámbito obstétrico, las malas prácticas pueden resultar en efectos irremediables e incluso letales. Por eso, en el sistema legal español, esta responsabilidad puede ser reclamada por medio civil, penal o contencioso-administrativo, en función de si el centro es una entidad privada o pública.
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Tipos comunes de negligencia durante el parto
Para poder imputar un delito de negligencia médica, es obligatorio demostrar el error cometido durante el trabajo de parto..
Errores en el monitoreo o diagnóstico
- Mal diagnóstico: si se pasa por alto los signos de sufrimiento fetal, puede dar lugar a asfixia perinatal o encefalopatía hipóxico-isquémica, por falta de oxígeno o hipoxia.
- Falta de monitoreo fetal: no se utiliza de forma adecuada los monitores para controlar la frecuencia cardíaca fetal o las contracciones.
Falta de atención a los signos de sufrimiento materno: ignorar síntomas como presión arterial elevada, sangrado o dolor intenso pone en riesgo la vida de la madre.
Errores en la administración de medicamentos
Administración indebida de medicamentos durante el parto, ya sea por dosis incorrectas, uso de fármacos contraindicados o por no supervisar sus efectos, es causa de negligencia médica.
Errores al tomar decisiones o cuando ocurren retrasos en intervenciones
Si se debe proceder con un parto por cesárea, porque tenga indicaciones urgentes, y se aplaza sin motivo justificado, puede considerarse como un acto negligente. Por eso, si esto conlleva daños evitables para la madre o el bebé, los responsables deben ser procesados según el tipo de procedimiento correspondiente.
Errores en el uso de instrumental obstétrico
- Fórceps: cuando se usa esta herramienta de forma inapropiada se puede causar lesiones importantes a nivel del sistema nervioso y cráneo.
- Ventosas: pueden provocar hematomas, cefalohematomas o daño cerebral si no se emplean de forma correcta.
- Fuerza excesiva durante el parto: sin importar el tipo de instrumental usado, al hacerlo con fuerza excesiva se pueden ocasionar lesiones músculo-esqueléticas en el recién nacido.
Errores en procedimientos obstétricos
- Inducción del parto: el uso inapropiado de oxitocina o prostaglandinas puede desencadenar contracciones uterinas anómalas o rotura uterina.
- Episiotomías innecesarias o mal realizadas: que ocasionen desgarros severos y complicaciones en el posparto.
Errores en la atención y tratamiento postparto
- Hemorragias no tratadas: esto puede derivar en shock hipovolémico y muerte si no se gestionan con prontitud.
- Atención inadecuada al recién nacido lesionado: incluye el no aplicar pruebas, hacer diagnósticos o dar tratamientos ante signos de daño físico o neurológico.
Lesiones en la mujer gestante durante el parto por una negligencia
Durante el parto, la madre puede sufrir múltiples lesiones físicas como consecuencia de una actuación negligente por parte del personal sanitario. Estas lesiones se califican según el grado del daño, desde leves hasta extremadamente graves y no solo afectan su integridad física, sino que también pueden tener un fuerte impacto emocional, funcional y reproductivo.
Desgarros perineales
Los desgarros perineales son fisuras del tejido que ocurren en el periné durante la gestación, ocasionando dolor crónico, disfunción sexual o incontinencia fecal. Tales lesiones se clasifican en grados del I al IV, siendo el grado IV la lesión más grave (afectación del esfínter anal y la mucosa rectal).
Este tipo de daños es común en negligencias como:
- No realizar una episiotomía cuando la clínica así lo indica.
- Aplicar fuerza excesiva o incorrecta al asistir el parto.
- No suturar bien el desgarro.
Episiotomía
Este procedimiento implica la realización de una incisión en el área del periné; esta práctica debe tener debida justificación. En tanto, su uso indiscriminado o sin consentimiento informado constituye una forma de violencia obstétrica.
Las complicaciones derivadas de una episiotomía mal realizada incluyen:
- Infección de la herida.
- Dolor persistente.
- Hemorragias.
- Cicatrices dolorosas o adherencias.
Hematomas vulvares, vaginales o perineales
Después de sufrir un traumatismo directo durante el parto o por una sutura inadecuada, es posible que aparezcan hematomas en estas zonas. Es así como la falta de diagnóstico y tratamiento oportunos puede generar compresión de estructuras vitales, dolor agudo e infecciones secundarias.
Lesiones de vejiga o uretra
Estas lesiones pueden producirse por:
- Uso incorrecto de fórceps o ventosas.
- Maniobras agresivas durante el parto.
- Episiotomías excesivamente amplias o profundas.
Las consecuencias de estas acciones incluyen hematuria, dolor pélvico, fístulas urogenitales, infecciones urinarias recurrentes e incluso la necesidad de intervención quirúrgica reconstructiva.
Lesiones uterinas
Algunas de las lesiones más graves que se pueden sufrir en la zona uterina son:
- Rotura uterina, común en un parto mal controlado en mujeres con cicatrices uterinas previas (cesárea, miomectomía).
- Perforación uterina, sobre todo en procedimientos como la inducción con oxitocina sin el debido control.
Además, estas lesiones ponen en peligro la vida de la madre y, en algunos casos, requerir una histerectomía de urgencia.
Hemorragia postparto
Cuando ocurre sangrado masivo, que implica la pérdida de fluido sanguíneo por encima de los 500 ml durante el parto vaginal, se considera una hemorragia posparto. Ahora bien, si el procedimiento fue una cesárea, la pérdida sanguínea, que se consideraría hemorragia originada por el parto, debe ser mayor de un litro (1000 ml). Las causas más frecuentes incluyen:
- Atonía uterina (falta de contracción del útero).
- Retención de restos placentarios.
- Desgarros no controlados.
- Trastornos de coagulación no tratados.
Ante esta situación, el personal médico debe actuar con rapidez mediante maniobras manuales, medicación uterotónica o intervenciones quirúrgicas si es necesario. Cuando no se actúa de manera eficaz, los resultados pueden ser fatales, pues podría desencadenar shock hipovolémico, fallo orgánico múltiple e incluso la muerte.
Prolapso de órganos pélvicos
El prolapso ocurre cuando los órganos pélvicos (vejiga, útero o recto) descienden y protruyen hacia la vagina debido a una lesión en el suelo pélvico.
Los factores de riesgo que pueden derivar en malas prácticas incluyen:
- Partos vaginales prolongados.
- Uso agresivo de instrumental.
- Inadecuado manejo de desgarros musculares.
- Incontinencia urinaria.
- Sensación de peso pélvico.
- Disfunción sexual.
- Requerir cirugía correctiva.
Infecciones del tracto genital
Si se realizan suturas de forma incorrecta o no se procura adecuada asepsia durante el parto, puede ocasionar contaminación del área por bacterias, lo que llevaría a infecciones como:
- Endometritis
- Abscesos
- Infecciones de episiotomía
Cabe mencionar que las infecciones pueden extenderse (sepsis puerperal) y requerir tratamiento antibiótico intravenoso o intervenciones quirúrgicas.
Lesiones nerviosas
Cuando el parto se alarga o no se realizan maniobras que ayuden a reducir el tiempo del procedimiento, hay riesgos de que se sufran lesiones en el nervio pudendo. Este daño puede causar:
- Dolor neuropático crónico
- Parestesias en el área genital
- Incontinencia urinaria o fecal
Perforación uterina o vesical
Estas lesiones se clasifican como graves, ya que si no se detectan a tiempo, pueden llevar a una peritonitis, hemorragias internas e incluso requerir extirpación del útero o de parte del aparato urinario. Por lo general, una perforación ocurre por:
- Uso indebido de instrumentos
- Maniobras agresivas
- Inducción del parto sin monitorización
Incontinencia urinaria o fecal
Son varias las acciones negligentes que pueden causar incontinencia, tanto urinaria como fecal, de acuerdo al daño que se ha ocasionado, a saber:
- Lesiones del esfínter anal por desgarros o episiotomías mal ejecutadas
- Daño neuromuscular por manejo inadecuado durante el período expulsivo.
- Falta de reparación adecuada del periné
Por supuesto, esta condición impacta gravemente en la calidad de vida y requiere tratamiento especializado.
Muerte materna
La mortalidad materna es un hecho devastador que, sin duda, es la consecuencia más grave dentro de lo que se tipifica como negligencia médica en el parto. Esto puede suceder por:
- Hemorragia no controlada
- Embolia de amnios
- Infecciones severas que no han recibido tratamiento
- Negligencia en la reacción frente a una complicación
En términos legales, si una mujer fallece a causa de negligencia médica durante el parto, los culpables (tanto los profesionales como el centro de salud) deberán responder en términos penales, civiles o administrativos.
Lesiones musculares en el suelo pélvico
El daño a los músculos del suelo pélvico es una de las consecuencias de un trabajo de parto mal manejado, sobre todo cuando hay:
- Empuje prolongado sin control.
- Uso excesivo de instrumentos.
- Ausencia de protección perineal durante la gestación.
Además, las lesiones en el suelo pélvico pueden provocar alteraciones que supongan problemas de incontinencia, dispareunia y el prolapso.
Una negligencia en el parto no es un error cualquiera: es una vulneración del derecho más básico, el de nacer y dar a luz con seguridad. Si hubo complicaciones mal gestionadas, tienes derecho a saber la verdad y a reclamar justicia.
¿Qué lesiones puede sufrir un bebé por negligencia médica en un parto?
Las lesiones neonatales causadas por una negligencia durante el parto pueden acarrear efectos irreversibles para el bebé y su familia.
Parálisis cerebral irreversible
Cuando ocurre una práctica inadecuada en obstetricia, es posible que surja una grave disfunción cerebral. Esta terrible condición pudiese derivarse de:
- Ausencia de oxígeno en el momento del parto
- Retrasos en la indicación de una cesárea, pese a que se conoce el estado de salud del bebé
- Uso incorrecto de la oxitocina o aparatos creados para extender el periodo de parto
El daño que se produce en estas circunstancias es definitivo, por cuanto pudiese provocar en el niño dificultades motoras, espasticidad, algún grado de discapacidad intelectual o condiciones neurológicas como epilepsia. Por lo tanto, el sistema legal español reconoce el derecho a obtener compensaciones elevadas, considerando la severidad del daño y su repercusión en la vida de las víctimas.
Lesión del plexo braquial
Una lesión del plexo braquial, también conocida como parálisis de Erb-Duchenne, puede ser consecuencia de una tracción excesiva del cuello o los hombros del bebé durante el parto, sobre todo si existe una distocia de hombros tratada de forma inadecuada. A su vez, esta parálisis produce:
- Debilidad o inmovilidad del brazo afectado
- Deformidades articulares si no se trata a tiempo
Fracturas óseas
Las fracturas más comunes por mala praxis se ubican en:
- Clavícula, por maniobras bruscas.
- Húmero o fémur, por una extracción traumática o uso incorrecto de fórceps.
Aunque en muchos casos las fracturas cicatrizan sin secuelas, también es posible que ocasiones un daño indemnizable. Por eso, se debe demostrar que la lesión fue consecuencia directa de una actuación negligente del profesional.
Hemorragia intracraneal
Son varias las causas posibles que llevan a que se produzca una hemorragia intracraneal:
- Traumatismos craneales por parto instrumental
- Presión prolongada durante el parto sin asistencia adecuada
- Coagulopatías no detectadas
Ahora bien, este tipo de hemorragia puede provocar convulsiones, hidrocefalia, encefalopatías o daño neurológico permanente. Por eso, se requiere una intervención inmediata y seguimiento especializado.
Asfixia perinatal
Se produce cuando el bebé no recibe suficiente oxígeno antes, durante o después del nacimiento. Por lo general, las causas médicas de una asfixia incluyen:
- Falta de monitorización fetal
- Retrasos en la intervención cuando hay evidentes signos de hipoxia
- Uso inadecuado de la oxitocina
Algunas de las consecuencias la asfixia perinatal son: daño cerebral, fallo multiorgánico o la muerte. Dado el grado de los daños, el sistema penal español exige prueba pericial para comprobar si la asfixia surgió por negligencia médica.
Encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI)
Esta patología resulta de una disminución prolongada del flujo de oxígeno y sangre al cerebro del recién nacido. Ahora bien, esta condición se puede evitar si se actúa con celeridad ante los signos evidentes de hipoxia.
Las principales causas de una EHI son:
- Parálisis cerebral.
- Retraso en el desarrollo psicomotor.
- Dificultades cognitivas severas.
Contusiones y hematomas
Aunque suelen resolverse sin secuelas, si los hematomas evolucionan a hemorragias internas, pueden generar complicaciones graves. Se considera una práctica negligente a la aplicación incorrecta de instrumentación quirúrgica, pues pudiesen provocar:
- Hematomas cefálicos.
- Lesiones en la cara o cuero cabelludo.
- Edemas y equimosis.
Infecciones neonatales
Las infecciones neonatales pueden derivar en sepsis, meningitis, neumonía y secuelas neurológicas graves. El bebé puede contraer infecciones por:
- Falta de medidas asépticas durante el parto.
- No detectar infecciones maternas (como estreptococo B).
- Ruptura prematura de membranas no bien controlada.
Trauma craneal o facial
Entre las consecuencias del uso inadecuado del instrumental obstétrico en el parto o una extracción forzada del bebé están:
- Fracturas craneales.
- Lesiones en la mandíbula o nariz.
- Parálisis facial por daño en el nervio facial.
Estas lesiones pueden tener indicación de intervención quirúrgica y, en muchos casos, derivar en secuelas que ameriten rehabilitación de larga duración. De allí que si se comprueba una negligencia, los padres pueden instaurar demanda por daño físico y estético.
Muerte neonatal
La muerte del recién nacido es la consecuencia más grave de una negligencia médica en el parto, que bien puede deberse a:
- Falta de oxígeno no detectada
- Retraso en la actuación ante complicaciones
- Mal manejo del parto instrumental
Derechos de los pacientes en negligencias médicas en partos
La Ley 41/2002 establece en sus artículos 2 y 8 que toda paciente tiene derecho a recibir una atención sanitaria conforme a los principios de seguridad clínica y consentimiento informado; además de tener derecho a la protección de su salud (Constitución, Art. 43).
En tal sentido, las víctimas tienen derecho a:
- Recibir información clínica completa y clara
- Revisar su historial médico cuando así lo requiera
- Pedir una segunda opinión médica
- Reclamar indemnización por daños y perjuicios sufridos por negligencia médica
Reclamar indemnización por negligencia médica durante el trabajo de parto
El ordenamiento jurídico tipifica tres vías posibles para recibir una indemnización por negligencia médica, según la responsabilidad del centro sanitario:
- Civil: cuando el imputado es un centro privado, se exige responsabilidad por daños y perjuicios conforme al artículo 1902 del Código Civil.
- Penal: en los casos en los que la negligencia conlleva lesiones o fallecimientos graves (artículos 142 y 152 del Código Penal).
- Contencioso-administrativa: será responsabilidad patrimonial del Estado conforme al artículo 106, parágrafo 2 de la Constitución y la Ley 40/2015, cuando el imputado es un centro público.
Documentación necesaria para reclamar una negligencia médica en un parto
Para poder interponer una demanda por negligencia médica, los órganos judiciales competentes solicitarán:
- Historia clínica completa tanto de la madre como del bebé.
- Informes de urgencias, quirófano, UCI, pediatría, etc.
- Informe pericial médico.
- Parte de lesiones (si aplica).
- Fotografías, vídeos o testimonios (en caso de que existan).
- Certificados de discapacidad (cuando se han generado secuelas irreversibles).
- Facturas médicas u otros gastos derivados.
¿Cuál es el plazo para hacer reclamo cuando ocurre un acto negligente en el parto?
Los plazos varían de acuerdo a la vía de reclamación utilizada:
- Proceso civil: un año contado a partir de la aparición de las secuelas o cuando se conoce el daño ocasionado (Código Civil, Art. 1968, párr 2).
- Contencioso-administrativa: 1 año desde el hecho lesivo (Ley 39/2015).
- Penal: el plazo dependerá del delito imputado, pero puede extenderse hasta 5 o más años.
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